MUJERES






De pie, izquierda a derecha: Dolores Íbarruri, „La Pasionaria“ y Antoñita
Abajo: Catalina Latorre

La verdad es que es enormemente difícil elegir a una única mujer para elogiar o recordarla:
Julita Madrigal, porque las madres del mundo hilan los minutos de la vida; Catalina Latorre, porque las mujeres idealistas han labrado y allanado el camino con sus luchas políticas; Chelo Alonso, por renacer de las cenizas que no la dejaron ser niña; mi vecina de enfrente por sacar tantos hijos adelante, luchando contra la pobreza y la drogadicción; mis maravillosas amigas, guerreras de la vida, lidiando con la enfermedad, la desigualdad, el mal amor y el mal humor. Y todas, absolutamente todas, por ser alegres, sonrientes, cantarinas, entrañables y, amorosamente, a veces, insoportables.
Dulzura y firmeza en la mirada del corazón, ¡a quién elegir si todas son únicas!: las que tienen su nombre en las tapas de los libros, en un lienzo, cincelado en algún lugar, en un manifiesto... las aclamadas en un podio; las copiadas por una receta de «chúpate los dedos»; las que salen como heroínas en los libros de texto; las que nunca serán nombradas, porque les arrebataron sus méritos; las que se quedaron detrás de una ventana; las Penélopes del mundo; las que hicieron de su capa un sayo. Difícil elección...
Por todas las de ayer, gracias a quienes hoy puedo vivir independiente; por todas las que ahora debaten y luchan; por todas las de mañana, a las que deseo fuerza y coraje.
Julia Hernández Madrigal

*Revolucionaria y política española del movimiento obrero. Fue diputada del Partido Comunista (PCE) en el Parlamento español y una importante figura política en la Guerra Civil española de 1936 a 1939.

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